Mientras Marcos Llorente y Antoine Griezmann entran en el negocio de la gastronomía con ‘Rhudo Madrid’, su compañero Álvaro Morata incursiona en universo de los manolitos y se convierte en el propietario absoluto de Manolo Bakes.
Con una operación de más de 60 millones de euros, el delantero del Atlético de Madrid se ha convertido en el propietario único de Manolo Bakes, empresa dedicada a la pastelería y a la creación de los famosos manolitos y palmitas con una historia que nace en 1989.
La famosa marca de fondo verde y letras blancas, reconocida por su ‘branding’ sobresaliente, nació en 2018. Desde entonces, la empresa de bollería empezó a operar en gran parte de España con sus 40 tiendas y, de la mano de los ‘influencers’, logró mayor popularidad y expansión en el mercado.
Un crecimiento de un “pequeño” dulce millonario que llamó la atención de Morata y de su amigo, socio y exfutbolista, Pablo Nuño, para comprar por completo la famosa empresa de bollería, que, hasta ahora, era de propiedad de la familia Manzano.
Se estima que la venta se ha cerrado en torno a los 60 millones de euros. Una inversión que, además de la ayuda de Nuño, Morata ha necesitado el aval de VGO Capital, un fondo de capital de riesgo, para cerrar un negocio donde se espera una recuperación de inversión medianamente pronta, ya que esta empresa factura unos 32 millones de euros al año y la cifra solo va en aumento.
Se espera que, con la entrada de Álvaro Morata en el negocio de los manolitos, la firma de bollería ahora de el salto al extranjero con la apertura de nuevos establecimientos.
Las 20.000 pesetas que hicieron el imperio Manolo Bakes
El fenómeno dulce de los manolitos se remonta hace 35 años, cuando una pequeña pastelería de Colmenar Viejo incursionaba en la creación de pequeños y simples croissant. Un dulce que fue cautivando al paladar de los madrileños y de toda España, al punto de llegar a consumirse entre 450 y 500 kilos de estos dulces al día.
Un éxito familiar que llegó de la mano de Manolo Manzano, un pastelero por vocación quien por ese entonces (1989) tenía tan solo 15 años. Sin ser mayor de edad, ya se dedicaba por completo al negocio de la repostería que había aprendido de su padre y abuelo. Y es que, Manzano, heredó la tradición familiar enfocada en el trabajo y elaboración de tartas por encargo.
En su intento por crecer de forma independiente, el joven emprendedor le pidió a su abuela un préstamo de 20.000 pesetas para alquilar un establecimiento y seguir con la línea de trabajo. Así, consiguió un local en el que también ayudó tu padre y sus hermanas. De esta forma, Manzano junto a los suyos montó la primera pastelería de Colmenar Viejo. Un pequeño local de tan solo 60 metros cuadrados. Fue el comienzo del crecimiento de una empresa que se haría haciendo famosa por sus pequeños manolitos.
El éxito del primer local permitió que dos años más tarde se abra la segunda pastelería en la misma zona madrileña. A eso, tras ganar un sorteo de la ONCE, hizo que la familia expanda sus locales con un tercer establecimiento en 1995. El crecimiento fue tal que comenzaron a suministrar sus pasteles a otras pastelerías y supermercados.
Con el auge del proyecto familiar, deciden abrir una fábrica en el polígono La Mina de Colmenar Viejo. La pastelería continuaba prosperando y diez años después, Pastelerías Manolo consigue abrir un gran establecimiento de 200 metros cuadrados, con cafetería y su propio obrador en la calle Corazón de María número 10 de Colmenar Viejo, según relata Franquicias Hoy.
“Esta tienda es su buque insignia. Manzano invirtió en ella un millón de euros. Fue en esta pastelería donde nació la receta de los manolitos”, detalla la plataforma de franquicias.
Del error de la receta, al dulce millonario
Y como casi todo lo importante en la vida surgió por casualidad. “Manolo y su padre se equivocaron en la receta, en concreto con la mantequilla y de ahí surgieron en 2007, los croissants llamados manolitos. Y así, por error, comenzó la leyenda de este delicioso dulce”, agrega el portal.
En una década, Manolo abrió cuatro tiendas más en Colmenar Viejo. Entre 2012 y 2013, La Pastelería Manolo creció hacia Tres Cantos, y años más tarde, decidieron ir a por la conquista de Madrid. Así se instalaron en la calle Conde de Peñalver. Por ese entonces, el pequeño dulce hizo aumentar la facturación de la familia Manzano de 1,1 millón de euros a 3,5 millones de euros entre 2012 y 2017. Ya en 2018 surge lo que hoy se llama Manolo Bakes como una evolución de la originaria Pastelería Manolo con un total de 40 tiendas repartidas por toda España.
Según cuenta Franquicias Hoy, en este paso a la modernidad ha tenido mucho que ver la figura de Pablo Nuño, un joven empresario, natural de Colmenar Viejo que estaba muy interesado en montar una Pastelería Manolo, pero los hermanos Manzano se negaron en un primer momento. Sin embargo, hoy, de la mano del futbolista Álvaro Morata y con un acuerdo millonario, se han convertido ambos en los nuevos y únicos dueños de la marca del dulce más popular de Madrid.