¿Es un negocio con futuro? | Noticias de El observador

Siendo sinceros, nadie duda de que en el futuro no habrá un número de agencias de viajes mayor que el actual. Y para que sobrevivan las que existen hoy, será necesario que se especialicen mucho más, atendiendo a nichos de negocio pequeños. En esto, supongo, no hay desacuerdos.

Es decir: puede que aún haya dinero a ganar, pero las dificultades para conseguirlo serán cada vez más notables, incluso más de lo habitual.

En este sentido, no me llama la atención para nada que pequeñas empresas familiares intenten mantenerse en el sector. Por un lado, porque tienen costes muy fácilmente gestionables, por otro, porque pueden suplir con buena voluntad lo que el mercado no les va a facilitar y, ocasionalmente, por obcecación, tradición, o como le quieran llamar.

Pero me sorprende sobremanera que grandes grupos, con un potencial financiero importante, con capacidad para analizar las cosas fríamente, con consultoras a su disposición, mantengan su empeño de tener cadenas de agencias en todo el país, como si eso fuera a aportar negocio, como si ahí hubiera algo potencialmente prometedor.

Hace una semana estuve unos días en una capital de provincia; mi hotel estaba cerca de una agencia de una cadena relevante. Nunca, en todas las numerosas ocasiones en las que pasé por la oficina pude ver un cliente en el interior. El único empleado superviviente siempre estaba solo, esperando que alguien se acordara de él.

En algún despacho, desde donde se controla esa cadena, probablemente lejos de ahí, alguien tiene un mapa en el que en esta ciudad hay una banderita: “tenemos oficina en xxx”, lo cual trasmite la impresión de que allí hay negocio, una fuente de ingresos. Para mí, en ese caso, sólo hay un grifo abierto, generando pérdidas.

La pregunta cuya respuesta es misteriosa es cómo no sólo hay quienes no acaban con esta ruina sino que algunas empresas parecen continuar con la tradición de construir una red nacional para vender un producto que, desgraciadamente, va de capa caída y que sólo permite la supervivencia de muy pocos.

 

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